ENVIOS GRATIS A PARTIR DE $ 3000
¿Has notado que hay personas que parecen mucho mayores de lo que realmente son? Presentan arrugas marcadas y manchas que hacen que aparenten más edad de la que realmente tienen. Aunque también podemos encontrar el caso contrario, personas por las que parece que no pasa el tiempo. Lo creas o no, este envejecimiento tan dispar tiene que ver con qué es el fotoenvejecimiento o photoaging, es decir, ¡con el sol!
El Sol emite continuamente ondas electromagnéticas que llegan a nuestro planeta, es lo que se llama “el espectro solar”. No todas tienen la misma intensidad y, afortunadamente para nosotros, la atmósfera filtra las más nocivas, lo que hace posible la vida en la Tierra, pero algunas sí alcanzan la superficie del planeta.
En el espectro solar hay distintas radiaciones según sus frecuencias electromagnéticas. Entre ellas encontramos la radiación Ultravioleta A (UVA) y Ultravioleta B (UVB), que son las que más afectan a nuestra piel, especialmente la de las personas de fototipos más claros.
Cada día estamos expuestos a la radiación ultravioleta, tanto las mañanas más soleadas como los días cubiertos de nubes (¿sabías que las nubes sólo filtran un 10% de la radiación solar?), por lo que cada día nuestra piel tiene que reparar el daño solar que recibe.
Cuando la radiación solar llega a nuestra piel sin fotoprotección, se generan radicales libres que atacan al colágeno.
Para evitar que esto nos afecte, los melanocitos de la piel producen melanina que aporta color a nuestra piel y nos protege .
Hay que tener en cuenta que los rayos UVB son más cortos y sólo pueden penetrar hasta la primera capa, mientras que los UVA son capaces de llegar a capas más profundas, por lo que cuando estamos demasiado rato al sol, la protección que aporta la melanina no es suficiente y se dañan las fibras de colágeno de la dermis.
Esta agresión provoca una mayor producción de unas enzimas llamadas metaloproteinasas.
Estas metaloproteinasas dañan el colágeno. A largo plazo esto genera las arrugas debido a una disminución de la cantidad y de la estructura del colágeno de la piel.
Las radiaciones ultravioletas es uno de los principales factores que causa especies reactivas de oxígeno (ROS, por sus siglas en ingles) en la piel provocando lo que se conoce como “estrés oxidativo” y es la causa directa del fotoenvejecimiento.
Nuestra piel tiene memoria y registra los daños que va acumulando año tras año, tanto por el sol como por otros factores ambientales.
A corto plazo puede parecer que tomar el sol sin protección no tiene ningún efecto más allá de quemarnos alguna vez pero las quemaduras solares son el factor de riesgo principal de la aparición de lesiones precancerosas. Entre los daños futuros podemos encontrar arrugas, manchas, flacidez o afecciones más graves como queratosis actínicas o incluso melanomas. Debemos aplicarnos bien el producto con la cantidad adecuada para evitar quemarnos.
Para prevenir todos estos problemas lo importante es seguir unos buenos hábitos de fotoprotección. Debemos proteger nuestra piel cada día, sea o no verano, puesto que la radiación UVA se mantiene durante todo el año.
“La radiación UVA se mantiene durante todo el año y, al penetrar hasta la dermis, destruye colágeno y elastina día tras día.”
PRODUCTOS RELACIONADOS: